64 AÑOS DE HISTORIA CELESTE Y BLANCA



Ayer, hace 64 años nacía a la vera del batallón el Club Atlético Paraná, por medio de un entusiasta grupo de amantes al deporte pertenecientes a la agrupación de Zapadores Pontoneros. Un club que estaría llamado a ocupar un lugar preponderante en el concierto de las instituciones deportivas de San Nicolás.


Cumplir 64 años para una institución como Atlético Paraná es refugiarse en un 22 de marzo de 1949 y empezar a soñar en grande. Es pasearse y merodear por grandes equipos que quedarán en el recuerdo. Es vestirse de aquel relato de un abuelo, tío o amigo; para echarle un vistazo a esa parte de la historia que el documento nos impidió ser contemporáneos. Es hablar de batallas ganadas, esas jornadas épicas donde el estandarte blanco con una franja celeste tatuada a fuego se alzó victorioso, sin importarle latitudes ni escenarios. Cumplir 64 años es también contar las que se perdieron, los sueños que quedaron siempre con la frente bien en alta en el camino. Es confundirse en un abrazo interminable vaya a saber uno en que cancha y con que otro hermano paranaense que comparte esa inmensa alegría.

Hablar de Paraná es moverse hoy en día en la estructura firme que ladrillo a ladrillo supo levantarse ayer; y que será el cimiento para continuar camino a mañana. Es vestirse de Amador Bustos, Carlos Granda, Andrés Miguel Ghio, Juan Ramón Gené, Nicanor Aquiles y de tantos otros fundadores del club de Barrio Urquiza. Es tomar decisiones con la institución como primer objetivo; y que el segundo también siga siendo la institución.

Es sentarse a ver un partido en aquella “Tribuna techada”, mientras un team paranaense comienza a forjar desde el resultado una historia grande. Es alquilarse un palco en el estadio para admirar a los Juan Carlos Rissone, los Alfredo Santilli, los Angel Macalucci, los Anibal Bruno, los Hector Bottazzi, los Edgardo Nardone, los Miguel Berdum, los Cristián Davini, los Luis Vallanciani; y sentir que el fuego sagrado es el mismo mantenido inalterable, año tras año, fecha tras fecha, equipo tras equipo. Es tomar por asalto a un Boca Juniors una tarde perdida del 23 de mayo de 1963 y gritar bien fuerte que Atlético Paraná lo venció por 1 a 0 con gol de José Tejeiro. O tal vez, irrumpir un partido con Jorge Newbery con más de 4 mil almas para posarse sobre las manos de una ciudad entera. Es rumbearse al destino deseado con la seguridad del éxito rotundo. Aquí o allá, sea donde sea; Paraná siempre fue Paraná.

Festejar un nuevo aniversario es sin dudas la certeza de estar en tiempo, condición y espacio para celebrar un evento de tamaña magnitud. Es disfrutar cada minuto que la cuenta regresiva nos marcaba desde la entrada principal, ansiosos por estrenar los tres dígitos en nuestra vida, en poder sumarle una estrella más al orgullo paranaense que ya es una constelación. Es levantar una nueva copa cada día, para brindar por el pasado y por los tiempos que vendrán. Una institución prestigiosa como Atlético Paraná, es sinónimo de mucho más que grandeza, es por eso que hoy brindamos por un gigante de nuestra ciudad